jueves, 23 de enero de 2014

LA TRAHISON DES IMAGES

Sin palabras. Así se queda uno al pasar la última página tanto de ¡Oh! como de Zoom, las obras de Josse Goffin y Istvan Banyai, respectivamente. Y por eso mismo se caracterizan dichos títulos, por ser unos álbumes ilustrados en los que la palabra brilla por su ausencia, pero que expresan mucho más que los codiciados best sellers de cientos de páginas. Y es que, en ocasiones, tan sólo basta con enseñar para transmitir. Puede que no estemos viendo lo que uno cree, pero nos hace pensar y reflexionar, aunque al pasar la página nos demos de bruces contra el suelo, o, si se prefiere, contra la realidad.

Con ¡Oh! asistimos al reencuentro con nuestro yo más profundo, ese niño (o ya no tan niño) que pasa con ilusión y emoción las páginas del libro, expectante de lo que va a encontrar, porque el ilustrador belga nos va dejando un rastro de lo que encontraremos en la siguiente página. Pero también admite una lectura, no en el sentido literal, diferente. Ya que Goffin nos “engaña”, como ya hiciera René Magritte y su Ceci n’est pas une pipe. ¿Es en realidad una pipa? ¿O tal vez un gato con un cepillo de dientes…? Rotundamente no. Más bien una representación.

La Trahison des images
De esta forma, durante sus escasas páginas, somos testigos de un (des)engaño. Donde nada es lo que parece y todo puede ser. Se nos abre la mente a un nuevo mundo, en el que la imaginación y la ‘no realidad’ cobran vida y nos dicen que no nos fiemos de nuestros sentidos y nuestras inferencias.
Con Banyai y su Zoom sucede más de lo mismo. Creemos estar viendo algo y de repente… ¡zas! Nuestra perspectiva cambia ciento ochenta grados (sí, sí, ciento ochenta y no trescientos sesenta, porque para pasar una página tan sólo se recorren ciento ochenta grados). Nos damos cuenta, con cierta perspicacia, de todo lo que cabe en un sello. Absortos y anonadados presenciamos el alcance del zoom, comprendiendo que somos una milmillonésima (y me quedo corto) parte del mundo, un punto dentro del universo.
Y aquí Magritte vuelve a renacer, a tomar forma y dar sentido con La trahison des images. Al fin y al cabo es lo que sucede en estos dos álbumes, nos traicionan las imágenes y nada es lo que creemos que es. Porque ni es una pipa ni es un gallo.

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