sábado, 25 de enero de 2014

CAPERUCITA EN MANHATTAN Y EL LOBO DE WALL STREET.

Por Iván Jávega López


Carmen Martín Gaite nació en Salamanca en 1925, su interés por la literatura procede sobre todo de las enseñanzas de su padre, un gran aficionado a la historia y a la literatura, que también escribió diversos cuentos no publicados. El estallido de la guerra civil le impidió continuar sus estudios en Madrid, como ella hubiese deseado, por lo que terminó licenciándose en la Universidad de Salamanca, en Filosofía y Letras, donde tuvo su primer contacto con el teatro. Escribió su primer cuento, titulado Un día de libertad, en 1953, aunque confiesa escribir desde que tenía ocho años. En 1979 viaja por primera vez a Nueva York, ciudad  que se convierte en uno de los espacios más influyentes de su producción literaria.


Caperucita en Manhattan parte del cuento tradicional , como si se tratara de un viaje literario en el Delorean de Regreso al futuro, para trasportarnos al bullicio de Nueva York de finales de los 80. Metáfora perfecta del bosque moderno y sus peligros, pero también de la libertad y los derechos individuales. La elección del escenario no es casual, ya que toda la historia gira en torno a lo que representa la estatua más famosa de la ciudad. Y en esta nueva versión, el lobo solitario pasea por Central Park y se deja llevar en limousine por todo Manhattan.




  Sara Allen es una niña de diez años que vive en Brooklyn, pero sueña con escaparse y vivir en Manhattan, donde pasan todas las cosas interesantes.

Sus incursiones semanales a la pequeña isla de Nueva York, para llevarle a su abuela la exquisita tarta de fresas de su madre, alimentaban estas fantasías en nuestra protagonista. Que siempre iba acompañada de su progenitora, la cual la ataba en corto impidiéndole volar.
Su abuela en cambio era todo lo contrario, de joven había sido cantante y vivía de forma totalmente independiente, cosa que su hija no terminaba de aprobar. Pero la pequeña Sara hubiese preferido vivir en Manhattan con su abuela, con la que se lo pasaba realmente bien.


Por otro lado tenemos a Mr Woolf, nuestro señor lobo particular, que a mí particularmente me recuerda mucho al broker de la última película de Scorsese (El lobo de Wall Street). La historia del joven emprendedor que surge de la clase obrera para convertirse en el rey de la selva y dominar Wall Street. Aunque en todos los aspectos nuestro personaje es infinitamente más decente, la traslación adulta y realista de Mr. Woolf se podría ajustar bastante al personaje de Scorsese. Pero en este caso, el lobo de Manhattan posee la pastelería más importante de la ciudad, y solo necesita una cosa para evitar cualquier competencia: mejorar su tarta de fresas.
Esto le mortifica y le impide ser feliz, aun siendo una de las personas más ricas de la ciudad. Y por ello andaba solitario, inmerso en sus preocupaciones mientras pasea por Central Park.




Las aventuras de Sara comienzan cuando sus padres salen a cenar dejándola al cuidado de sus vecinos. Lo cual aprovecha la niña para escaparse y llevarle la tarta de fresas a su abuela. La niña había deseado ese momento más que cualquier otra cosa, pero en cuanto se desorientó un poco y se vio rodeada de gente a la salida del metro, no pudo evitar sentir el miedo en sus carnes y echarse a llorar. Es en este momento cuando se encuentra con Miss Lunatic, quien la ayuda a recuperar el rumbo perdido, y no solo eso, sino que le indica el camino hacia la libertad. Este personaje, también llamada Madame Bartholdi (en alusión al autor de la estatua de la libertad), junto con la abuela (Gloria Star) y la propia estatua de la libertad (que provoca en Sara un sentimiento de atracción-fascinación), representan una misma idea en la novela. La libertad y la independencia de la niña, en su viaje iniciático hacia la madurez, que toma  como referente a mujeres valerosas y autosuficientes.


Miss Lunatic le ayuda a combatir el miedo, animándola a tomar decisiones propias y ser independiente. A partir de su encuentro, Sara adquiere confianza para emprender un camino que le llevará a situaciones de lo más curiosas. Entra otras, el descubrimiento de que Miss Lunatic es la propia estatua de la libertad, y que sale por las noches oculta bajo la apariencia de una mendiga.
Cuando al fin se separan, la joven se lleva el secreto y también algo más, el camino para llegar a la estatua de la libertad a través de un pasadizo secreto.


Sara decide hacer caso a los consejos de su nueva amiga, y antes de ir definitivamente a casa de su abuela,  se dirige a Central Park para dar un paseo, que era su intención en un primer momento. Mientras caminaba por el parque se encontró con un hombre solitario, el cual parecía un poco triste hasta que percibió el olor de la tarta de fresas que la joven llevaba en su cesta. Sara, haciendo gala de su buena voluntad, le da a probar la tarta al desconocido, dejándose embaucar para que lo lleve hasta su abuela y así poder pedirle la receta. Aunque lo que realmente pretende, es llegar antes que ella para apropiarse de el secreto de la tarta de fresas.

Mr. Woolf llega antes a casa de la abuela y al darse cuenta, gracias a una feliz coincidencia, de que la abuelita es su adorada Gloria Star, las prioridades del lobo cambian por completo. La emoción de reencontrarse con quien fue su amor platónico cuando aun era un joven y pobre pastelero, le hizo comprender que el verdadero motivo de su tristeza era su soledad. Ambos se alegran de tan afortunado encuentro y lo celebran con champagne. Cuando Sara llega a la casa, se emociona al verlos tan felices, pero decide que ha llegado el momento de emprender su propio camino. Así que se arma de valor, y antes de que la vean, sale corriendo a buscar el pasadizo secreto que la llevará a la estatua de la libertad







Con este final abierto, en el que podemos suponer que Mr. Woolf abandona su deseo de alcanzar la receta, y Sara alcanza su madurez al tomar sus propias decisiones, Carmen Martín Gaite nos ofrece una visión alternativa y totalmente distinta a la de las versiones clásicas. En este caso el lobo no es tan feroz, es solo un señor triste y solitario, y lo único que le pierde es la codicia. Pero además nuestra protagonista es capaz de emprender su camino, en un viaje iniciático, que le permite desarrollarse como persona fuera del manto de protección materno. Aunque la emancipación aquí solo suponga salir de casa sin ir de la mano de su madre, para una niña de diez años, imagino que es muchísimo.


A mi parecer, Caperucita en Manhattan no es una recreación acomodada en la versión original, sino que se arriesga a plantear una interpretación bien distinta; tanto del final escrito por Perrault, como de la versión posterior de los hermanos Grimm. Nos muestra una caperucita a la que le encanta leer e inventar palabras, soñadora, inteligente y con mucha imaginación. Nos presenta, por lo tanto, una novela fácil de leer por su brevedad y sencillez, pero que requiere un replanteamiento y un análisis de sus supuestos iniciales. En este sentido es una lectura sobradamente enriquecedora para nuestros lectores.  Tanto por su calidad lingüística, como por la originalidad de sus planteamientos y la transversalidad de los temas que aborda; permitiéndonos introducir en clase temas como la igualdad y la emancipación de la mujer.

La novela de Carmen Martín Gaite se aleja bastante de la enseñanza moral de sus predecesores,  fomentando así el sentido crítico en la lectura, a la vez que activa los conocimientos intertextuales del lector con sus numerosas referencias socio-culturales. Desde la propia ciudad de Nueva York, con sus lugares de referencia (Central Park, Manhattan, Liberty Island…), pasando por obras cumbre de la literatura infantil como la propia Caperucita roja o Alicia en el país de las maravillas. La considero una lectura muy recomendable y que nos puede servir para trabajar los clásicos de una manera divertida y estimulante para los alumnos.



 

viernes, 24 de enero de 2014

El hombre de las cien manos, Luis Matilla. Fátima Casanova.




Luis Matilla (San Sebastián, 28 de agosto de 1938) es un dramaturgo especialista en temas de imagen español. Autor de una treintena de obras de teatro para adultos y otras tantas destinadas al público infantil y juvenil. Autor de la obra teatral El hombre de las cien manos. Aunque trabajó durante varios años en equipos de producción y dirección en películas inglesas y norteamericanas rodadas en España, desde el inicio de la década de 1960 comenzó a escribir teatro y formar parte de diversos grupos de teatro independiente. Cuenta con una larga producción literaria entre las que destacan obras como El gigante, Manzanas rojas, El último curso, El hombre de las cien manos, entre otras. En El hombre de las cien manos encontramos una historia dentro de otra historia, a modo de dos mundos paralelos. En la primera escena aparece un presentador borracho que será el encargado de dar paso a la historia que se va a contar. Todo sucede en un pueblo llamado Monteverde en el que vive Luc, un niño mudo, con su tía llamada Maguncia. Los padres de Luc murieron en un accidente de tráfico y él tuvo que quedarse con su tía. Maguncia, constantemente echa la culpa a Luc por no encontrar un marido, aunque aparece representada como una mujer fea y desgarbada. El niño, habitualmente, también convive con otros personajes del pueblo; Don Millón, que aparece representado como un hombre egoísta cuyo único interés es inventar algo que haga que el pelo de ciudadanos del pueblo crezca, debido a que todos son calvos y su negocio no prospera, y  Trasquilón. Todos los habitantes de Monteverde marginaban a Luc por no poder entenderlo, y lo culpaban de sus desdichas.


Un día llega al pueblo un grupo de artistas llamado “El hombre de las Cien Manos y su grupo del arte comediantes”. Todos los vecinos del pueblo se sienten amenazados por la intrusión de este nuevo grupo en sus calles, pues no tienen buena imagen de los artistas.
Luc, que no juzgaba a la gente por sus apariencias, cosa que sí hacían el resto de los personajes, decide ir tras ellos y descubrir un nuevo mundo. Estos artistas se comportarán con Luc de manera totalmente opuesta a los vecinos de Monteverde, pues le darán cariño y lo tratarán como a uno más, además de enseñarle que no necesita el habla para poder comunicarse, pues existen otros métodos como la expresión. Cuando tía Maguncia, Don Millón y Don Trasquilón notan la ausencia de Luc, deciden ir a buscarlo. Tras llegar al lugar en el que se encontraban los artistas, quieren que Luc vuelva con ellos, pero el niño no aceptará puesto que en este nuevo grupo se ha sentido cómodo y aceptado desde el principio.
Al finalizar la obra, el grupo de comediantes, entre los que se encontraba Colombina o Pantalone, entre otros,  parodia la vida de los habitantes del pueblo de Monteverde, con el fin de que logren darse cuenta de su propia realidad, y no culpen a Luc de sus desdichas.


Matilla, trata el tema de la incomunicación, la incomprensión y la falta de valores en las personas. Por un lado, vemos la incomunicación de la mano de Luc, pues trata de comunicarse con sus vecinos y éstos nunca se esfuerzan por entenderle, es aquí dónde observamos la incomprensión y la falta de valores por parte de todos aquellos que no intentan facilitar la vida de Luc. Por otro lado, de la mano de los comediantes observamos que son la antítesis al pueblo de Monteverde. Los artistas se muestran comprensivos con el niño, y además, le muestran nuevos mundos, sin embargo, el resto de personajes hace todo lo contrario, pues lo único que los mueve es el interés y no son capaces de esforzarse en conocer a las personas, simplemente tienen prejuicios y juzgan a primera impresión.
Al ser una pieza teatral, la obra posee muchas acotaciones lo cual favorece la representación de ésta, ya que aparecen muy bien detallados aspectos como las luces, el fondo, el decorado, la indumentaria de los personajes, etc.
Para finalizar, decir que la obra es una gran lección tanto moral, como de superación, ya que Luc no se rinde ante su problema, y decide abrirse a nuevas formas de vida y logra encontrar gente que lo acepta. 

                                                                                              Fátima Casanova Torres. 

ODA A LA LIBERTAD

Es innegable la supremacía que ejerce la estatua de la Libertad sobre la ciudad de Nueva York. Su omnipresencia queda manifiesta en el inventario personal de cada uno, por el hecho de crear un conjunto indisoluble en el que asociamos Nueva York con la estatua, y viceversa.
Sin olvidar esto, Carmen Martín Gaite remasteriza el clásico infantil Caperucita roja, y sitúa bajo la atenta mirada del símbolo neoyorquino (incluso americano, si se prefiere) a Sara Allen, la niña que le llevará la tarta a su abuelita.
De este modo, en Caperucita en Manhattan tenemos la representación de la estatua de la Libertad como figura y símbolo. En primer lugar, como figura, como estatua propiamente dicha, porque se convierte en la fijación de Sara desde que leyera de pequeña las historias Robinson Crusoe, Alicia en el país de las maravillas y Caperucita Roja, todas ellas con un carácter sentido de libertad y ansiara por visitar el emblema de su ciudad. Y en segundo lugar, como símbolo, como plasmación de la libertad que tanto identificaría a los norteamericanos en 1886 y ahora vemos presente en la joven Caperucita.
Ya sea de una forma u otra, la libertad queda más que manifiesta a lo largo de la obra de Martín Gaite. Así pues, nos encontramos con una Caperucita que busca la independencia precoz de los brazos de su madre, que no hace más que cohibirla y protegerla sobremanera. Por tanto, Sara se revela ante el joven lector como el paradigma de libertad e imaginación, convirtiéndose en el ejemplo a seguir para los niños/adolescentes, ya que a través de los libros Sara consigue evadirse de la realidad que la rodea y salir en busca de nuevos retos, de superarse a sí misma e intentar ser independiente. Una ascensión, en definitiva, del mundo de la niñez al de la adultez, aunque tal vez de forma algo prematura.
Así pues, mediante una prosa ágil y muy elaborada, Carmen Martín Gaite recorre las calles de Nueva York junto a Sara Allen, quién va descubriendo que con la imaginación se pueden conseguir grandes cosas.
Con la estatua de la Libertad al fondo, encarnada en Miss Lunatic, asistimos a la búsqueda de la felicidad de una niña, que lo único que quiere es vivir libremente y no tener que seguir las normas. Y ese sentido de la vida lo describe a la perfección Miss Lunatic:

Pero ¿a qué llaman vivir? Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras […]. Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía, y vivir es explicarse y llorar… y vivir es reírse…


Y eso es lo que busca Martín Gaite, y por ende su Caperucita, la búsqueda de la ansiada libertad para poder vivir en paz, representada en la estatua de la Libertad, y que Sara tratará de alcanzarla mediante los libros, su imaginación y su pasión por descubrir.

jueves, 23 de enero de 2014

LA TRAHISON DES IMAGES

Sin palabras. Así se queda uno al pasar la última página tanto de ¡Oh! como de Zoom, las obras de Josse Goffin y Istvan Banyai, respectivamente. Y por eso mismo se caracterizan dichos títulos, por ser unos álbumes ilustrados en los que la palabra brilla por su ausencia, pero que expresan mucho más que los codiciados best sellers de cientos de páginas. Y es que, en ocasiones, tan sólo basta con enseñar para transmitir. Puede que no estemos viendo lo que uno cree, pero nos hace pensar y reflexionar, aunque al pasar la página nos demos de bruces contra el suelo, o, si se prefiere, contra la realidad.

Con ¡Oh! asistimos al reencuentro con nuestro yo más profundo, ese niño (o ya no tan niño) que pasa con ilusión y emoción las páginas del libro, expectante de lo que va a encontrar, porque el ilustrador belga nos va dejando un rastro de lo que encontraremos en la siguiente página. Pero también admite una lectura, no en el sentido literal, diferente. Ya que Goffin nos “engaña”, como ya hiciera René Magritte y su Ceci n’est pas une pipe. ¿Es en realidad una pipa? ¿O tal vez un gato con un cepillo de dientes…? Rotundamente no. Más bien una representación.

La Trahison des images
De esta forma, durante sus escasas páginas, somos testigos de un (des)engaño. Donde nada es lo que parece y todo puede ser. Se nos abre la mente a un nuevo mundo, en el que la imaginación y la ‘no realidad’ cobran vida y nos dicen que no nos fiemos de nuestros sentidos y nuestras inferencias.
Con Banyai y su Zoom sucede más de lo mismo. Creemos estar viendo algo y de repente… ¡zas! Nuestra perspectiva cambia ciento ochenta grados (sí, sí, ciento ochenta y no trescientos sesenta, porque para pasar una página tan sólo se recorren ciento ochenta grados). Nos damos cuenta, con cierta perspicacia, de todo lo que cabe en un sello. Absortos y anonadados presenciamos el alcance del zoom, comprendiendo que somos una milmillonésima (y me quedo corto) parte del mundo, un punto dentro del universo.
Y aquí Magritte vuelve a renacer, a tomar forma y dar sentido con La trahison des images. Al fin y al cabo es lo que sucede en estos dos álbumes, nos traicionan las imágenes y nada es lo que creemos que es. Porque ni es una pipa ni es un gallo.

"Días de reyes magos" Reseña realizada por Elena López Díaz

Comenzaremos la reseña con el resumen del contenido de la obra de Emilio Pascual. El libro trata de un adolescente que se llama Ulises y comienza narrando como a los 8 años descubre que los Reyes Magos no existen. A lo largo del libro, nuestro protagonista va creciendo y nos va contando cómo descubre la literatura.
Nos cuenta que entre los doce y quince años cada día sus padres discuten. La razón de la discusión que es la situación en su casa; su madre cree que su padre pasa todo el día fuera de casa holgazaneando y trae poco dinero a casa porque no trabaja. Además como siempre va cantando y es una persona alegre, ella lo llama borracho. Nuestro pequeño protagonista, ante esta circunstancia, decide irse de casa cuando tiene dieciséis años. Al principio, como no sabe dónde ir, llama a su amiga Calipso para preguntarle qué puede hacer. Cali es una chica muy lista que le hace ver que yéndose de casa no mejoraría nada, sino lo único que haría sería empeorar. Además, también le motiva a la lectura, le ofrece consejos acerca de libros para leer. Con esta situación, muchos de nuestros alumnos podrían sentirse identificados, ya que son muy frecuentes a estas edades factores como la rebeldía, el querer marcharse de manera precoz de casa sin contar con una madurez.
Otro aspecto importante es que esta obra puede identificarse con “La Odisea”, pues nuestro joven protagonista tiene el mismo nombre que el protagonista de la obra de Homero y se va de casa dispuesto a adentrarse en miles de aventuras; lo que empieza a observar es que no todo es tan fácil. Su aventura repleta de dificultades comienza cuando decide ir al metro, donde empieza a observar todo lo que pasa alrededor y se da cuenta de que hay gente que lo pasa aún peor que él, por lo que decide regresar a casa.
Al día siguiente, no va a clase y vuelve otra vez al metro. Cuando llega a casa se encuentra en el buzón dos libros que Cali le había recomendado anteriormente por lo que decide leerlos. Un día en el metro se encuentra a un ciego que canta romances y habla con él. El ciego es una persona a la que le gustaba mucho leer, por eso contrata a Ulises para le lea, cada día, los libros que más le gustan, sin embargo, un día el ciego le comunica a Ulises que ya ha leído suficientes libros, por lo que no volverán a verse; posteriormente, se descubre que el personaje que esconde el ciego, realmente es su padre, pues se hace pasar por él para enseñarle a valorar positivamente la lectura. Como podemos apreciar, nuestro protagonista se encuentra inmerso en un mundo de fantasía, sin embargo, se destruye en el momento en el que su madre le cuenta que su padre ha muerto. Además su amiga Cali se muda a vivir a Francia. Al final, el misterio con respecto al anonimato en el envío de los libros para Ulises, queda resuelto cuando lee una carta de su amiga Cali (la que en un principio, le había recomendado y motivado para la lectura de libros) en la que explica que los libros no se los enviaba ella, sino sus padres y la profesora de literatura, con el objetivo de motivarle a la lectura.
Me ha gustado leer este libro, puesto que se refleja una estrategia muy interesante para motivar a un alumno a la lectura, y lo que es mejor, para que los alumnos aprendan a valorar la lectura.

"Memorias de una vaca" Reseña realizada por Elena López Díaz

En primer lugar, para comenzar esta reseña, destacaremos algunos datos sobre el autor de esta obra, un hombre que se inspiró en una vaca para narrar una historia.
Aunque, por lo general, los lectores lo conocen como Bernardo Atxaga, la persona que dio origen a este relato es José Irazu Garmendia, un talentoso escritor español que tiene el mérito de ser el autor más leído y traducido de la lengua euskera.
Su obra se compone de poesías, novelas, ensayos, propuestas teatrales y relatos infanto-juveniles, siendo “Memorias de una vaca uno de sus trabajos más entretenidos.
La protagonista es Mo; se trata de una vaca negra que, a diferencia de lo que intenta demostrar ese dicho popular que dice que no existe “cosa más tonta que una vaca”, posee una gran inteligencia (hasta el punto de considerarse como Omega al extremo) y una voz interior que la ayuda a superar cualquier problema que se le presente.
Para este desconfiado e inmaduro animal de sexo femenino, ser de su especie no es un orgullo ya que las vacas llevan una vida aburrida. Por eso, de haber podido elegir, ella hubiese deseado ser un gato o un caballo.
Pese a su creencia de que los seres como ella tienen una existencia monótona donde no hay lugar para las aventuras, Mo decide, por alguna razón, escribir sus memorias desde el día de su nacimiento para evitar caer en el olvido.
Por medio de la escritura, este personaje comienza a compartir sus recuerdos de posguerra y a repasar cómo era, por ese entonces, el mundo rural vasco. En esas remembranzas de la vaca, además, hay espacio para narrar sus vínculos con algunas vacas tontas que sólo buscan comer y dormir pero también para relatar su relación con esos seres de su misma especie que luchan por ser algo más que una simple vaca y contar sus vivencias junto a la monja francesa que supo ser su compañera durante varios años.

Desde mi punto de vista, me parece un libro interesante para recomendarlo a los alumnos, puesto que el personaje de la vaca transmite vivencia, creatividad, deseo por la libertad, por conocer el mundo, por vencer esa monotonía que caracteriza a su especie. Con la influencia de este personaje representado en una vaca, los alumnos podrán ser conscientes de que hay determinadas situaciones en la vida a las que tendrán que enfrentarse, y sentirse capaces de afrontar con seguridad ciertos desafíos. En definitiva, se trata de que se den cuenta que están perfectamente capacitados para ello.