Campos de
fresa
Campos
de fresa es una obra escrita en el año 1997 por Jordi Sierra i
Fabra. Sierra i Fabra es un conocido autor de literatura juvenil
nacido en Barcelona el 26 de julio de 1946. Ha obtenido numerosos
premios literarios y es autor de obras como El
misterio del sello millonario, El corazón de jade, Dos días de
mayo, Campos de fresa, entre
muchas otras.
La historia comienza con el ingreso en un hospital de la
protagonista, Luciana Salas, tras el consumo de una pastilla en una
noche de fiesta. Luciana, una chica estudiosa, común, que obtenía
buenas notas en clase y a la que le encantaba jugar al ajedrez, se
queda en coma por haber querido experimentar cosas nuevas con sus
amigos. Un miembro de la policía, el inspector Espinós, comienza a
investigar qué tipo de droga ha consumido la chica. Por ello,
entrevista a sus amigos, los cuales esa misma noche habían consumido
la misma droga que ella. Cinta, Máximo y Santi creían haber
consumido éxtasis pero el inspector cree que la pastilla era de eva,
una nueva sustancia que se estaba poniendo de moda y sobre la que no
sabían de qué manera afectaba a las personas. Lo único que los
chicos tenían claro es que llevaba una media luna grabada. Cuando
Eloy, el novio de Luciana, se entera de lo sucedido, decide ir tras
la búsqueda del camello Poli García. En este momento de la obra
Eloy se siente culpable, pues piensa que de haber salido, su novia no
hubiera consumido drogas. Simultáneamente, nos encontramos con el
sentimiento de culpa de cada uno de los amigos de Luciana.
Eloy descubre que esa misma noche estuvieron con Ana y
Raúl, dos jóvenes acostumbrados a los excesos, que se pasaban los
días de fin de semana de una discoteca a otra. Cuando llega a la
casa de Ana, se encuentra con Raúl, y les cuenta lo sucedido con el
fin de descubrir los lugares que frecuenta habitualmente Poli García.
Por otro lado nos encontramos con Loreto, una amiga de
Luciana que era bulímica. Cuando Loreto se entera del estado en el
que se encuentra su amiga, cambia radicalmente, pues se da cuenta de
que la muerte está “a la vuelta de la esquina”. Decide comenzar
a luchar por su vida y desde ese mismo instante reconoce su
enfermedad y deja de vomitar.
Cuando Eloy descubre dónde puede encontrar al camello
llama a sus amigos para que lo acompañen, ya que para ellos será
más fácil identificarlo.
Simultáneamente,
el inspector Espinós junto a su compañero de trabajo comienzan a
investigar los diferentes bares en los que trafica el camello.
Casualmente, esa tarde-noche siempre acude a un bar de chicos jóvenes
así que deciden ir en su búsqueda. Cuando llegan, se encuentran a
los amigos de Luciana corriendo tras el sospechoso. Uno de los
chicos, Eloy, está a punto de atraparlo pero en ese mismo momento,
Poli García, salta por un coche y al caer se da un golpe en la
cabeza y muere. En sus últimos esfuerzos logra deshacerse de las
pastillas que llevaba con él, tirándolas por una alcantarilla.
Cuando creen que todo está perdido, Cinta saca una pastilla que se
le ha caído por el camino a Poli. Con esta pastilla ya no sólo
estarán ayudando a su amiga, sino también al resto de jóvenes.
Mariano Zapata, un joven periodista decide hacer un
artículo sobre lo sucedido, con el fin de hacer entrar en razón a
los jóvenes de lo peligroso que es el consumo de drogas. Zapata se
cuela en el hospital y hace fotos a la chica para causar un impacto
mayor en sus lectores. Además, habla con Norma, la hermana pequeña
de Luciana.
En el artículo periodístico podemos observar la gran
documentación que el autor de la obra ha obtenido, puesto que nos
muestra muchísima información sobre las diferentes drogas del
mercado, sus consecuencias, nombre y características. Mediante este
artículo, el autor introduce una lección moral a sus lectores. De
este modo el lector toma conciencia de lo peligroso que puede llegar
a ser.
A
lo largo de toda la obra, Luciana permanece en estado de coma en el
hospital. En algunos capítulos “escuchamos” su voz y sus
pensamientos a través de un monólogo interior que se nos ofrece. En
esos momentos observamos una lucha continua entre la protagonista y
la muerte, a modo de partida de ajedrez. Por un lado, la protagonista
mueve las fichas blancas, y por el otro, la muerte mueve las fichas
negras. Las fichas blancas de la protagonista lograron dar jaque
mate a las fichas
negras, aunque en algunos momentos la partida se encontraba muy
igualada. Un aspecto interesante es el título que Serra i Fabra pone
a cada uno de los capítulos de su obra. Todos los títulos están
relacionados con los diferentes movimientos que se realizan en esa
partida ficticia de ajedrez, así el lector puede observar cómo
avanza la partida y en qué posición se encuentra cada uno de los
jugadores, es decir, si Luciana se va recuperando o no.
Al final de la obra, Serra i Fabra cuenta que es una
obra inspirada en hechos reales. El hecho de que el autor proporcione
este tipo de información me ha parecido muy interesante, ya que si
de por sí la obra es una manera de concienciar a los jóvenes de que
a cualquier persona le puede suceder lo que a Luciana, o incluso algo
peor, el hecho de que incluya dos noticias verosímiles hace que aun
los lectores abran más los ojos a la realidad.
Creo
que esta obra podría estar destinada a alumnos que se encuentren en
el segundo ciclo de la ESO (15-17 años), pues es una edad en la que
comienzan a salir y quieren experimentar cosas nuevas, sin llegar a
pensar en las consecuencias que éstas pueden traer. Además, pueden
sentirse identificados en varios ámbitos, ya que aunque el tema
central gire en torno al consumo de drogas y sus consecuencias,
también encontramos otros problemas que se dan en la sociedad como
es el caso de la bulimia de Loreto, la falta de relación y confianza
entre Máximo y sus padres, de la presión que realizan nuestros
amigos en algunas ocasiones y la falta de personalidad por parte de
algunos adolescentes, o incluso, la situación en la que se encuentra
Poli García, ya que cuando quiere deshacerse de ese negocio no puede
porque se ve amenazado por el hombre que le pasa la droga.
En cuanto a la estructura del libro, la forma con la
que titula los capítulos me parece una manera muy original de
hacerlo. Además, Serra i Fabra emplea un vocabulario simple,
expresiones coloquiales con las que los alumnos se sentirán
familiarizados, y no aparecen subordinadas complejas, por lo que en
ningún caso resultará pesada la lectura de la obra.
Personalmente recomiendo este libro, ya no sólo a los
adolescentes que pueden enfrentarse a este tipo de situaciones, si no
también a docentes o futuros docentes, pues es un sobre el que
podemos trabajar en el aula actividades interesantes con las que ver
si los alumnos verdaderamente saben del peligro de este tipo de
sustancias, así como de sus consecuencias.
Fátima Casanova Torres
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