viernes, 24 de enero de 2014

ODA A LA LIBERTAD

Es innegable la supremacía que ejerce la estatua de la Libertad sobre la ciudad de Nueva York. Su omnipresencia queda manifiesta en el inventario personal de cada uno, por el hecho de crear un conjunto indisoluble en el que asociamos Nueva York con la estatua, y viceversa.
Sin olvidar esto, Carmen Martín Gaite remasteriza el clásico infantil Caperucita roja, y sitúa bajo la atenta mirada del símbolo neoyorquino (incluso americano, si se prefiere) a Sara Allen, la niña que le llevará la tarta a su abuelita.
De este modo, en Caperucita en Manhattan tenemos la representación de la estatua de la Libertad como figura y símbolo. En primer lugar, como figura, como estatua propiamente dicha, porque se convierte en la fijación de Sara desde que leyera de pequeña las historias Robinson Crusoe, Alicia en el país de las maravillas y Caperucita Roja, todas ellas con un carácter sentido de libertad y ansiara por visitar el emblema de su ciudad. Y en segundo lugar, como símbolo, como plasmación de la libertad que tanto identificaría a los norteamericanos en 1886 y ahora vemos presente en la joven Caperucita.
Ya sea de una forma u otra, la libertad queda más que manifiesta a lo largo de la obra de Martín Gaite. Así pues, nos encontramos con una Caperucita que busca la independencia precoz de los brazos de su madre, que no hace más que cohibirla y protegerla sobremanera. Por tanto, Sara se revela ante el joven lector como el paradigma de libertad e imaginación, convirtiéndose en el ejemplo a seguir para los niños/adolescentes, ya que a través de los libros Sara consigue evadirse de la realidad que la rodea y salir en busca de nuevos retos, de superarse a sí misma e intentar ser independiente. Una ascensión, en definitiva, del mundo de la niñez al de la adultez, aunque tal vez de forma algo prematura.
Así pues, mediante una prosa ágil y muy elaborada, Carmen Martín Gaite recorre las calles de Nueva York junto a Sara Allen, quién va descubriendo que con la imaginación se pueden conseguir grandes cosas.
Con la estatua de la Libertad al fondo, encarnada en Miss Lunatic, asistimos a la búsqueda de la felicidad de una niña, que lo único que quiere es vivir libremente y no tener que seguir las normas. Y ese sentido de la vida lo describe a la perfección Miss Lunatic:

Pero ¿a qué llaman vivir? Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a las cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras […]. Vivir es saber estar solo para aprender a estar en compañía, y vivir es explicarse y llorar… y vivir es reírse…


Y eso es lo que busca Martín Gaite, y por ende su Caperucita, la búsqueda de la ansiada libertad para poder vivir en paz, representada en la estatua de la Libertad, y que Sara tratará de alcanzarla mediante los libros, su imaginación y su pasión por descubrir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario