El vasco Bernardo Atxaga, pseudónimo de José Irazu Garmendi, escribe la história de una vaca que vive en la época de la postguerra:
Mo es una vaca que ya siendo
mayor decide cumplir una promesa que hizo a El pesado, su consciencia, esta
promesa no es otra que escribir sus memorias: Nace en 1940, en el caserío
Balanzategui, ubicado en medio del paisaje verde y montañoso del País Vasco.
Como hemos dicho, Mo es una vaca, pero siempre quiso ser un animal elevado,
como un gato o un caballo. Por circunstancias adversas conoce a otra vaca que
utiliza la cabeza para otra cosa que para comer, pronto se hace amiga de esta,
llamada la vache que rit, aunque su nombre verdadero es La Cabezota, se lo
cambia por aquel otro pues cree que el segundo es demasiado vulgar. Ambas vacas
pensando con lógica tratan de descifrar el misterio que esconde el monte de la
villa en la que viven, pues acontecen varios episodios que les hace sospechar
sobre que algo está pasando allí. Poco a poco descubren los extraños sucesos
que ocurren en el caserío Balanzategui se deben a que allí está escondido el
almacén del ejército que aún no se ha rendido en la Guerra Civil. Por ciertas
circunstancias ambas se ven obligadas a huir al bosque y finalmente se
separarán, La Vache que rit se irá con los jabalís y por otro lado nuestra
querida vaca huirá sola hasta llegar a un pueblo cercano que desgraciadamente
en esa época está en fiestas, al tratarse de una vaquilla sufre todo tipo de
vejaciones por parte de la población. Hasta que finalmente se encuentra con Pauline
Bernardette que está huyendo de una proposición de matrimonio y las dos huyen
juntas al convento donde la vaca se encuentra cuando decide escribir sus
memorias.
El tiempo en el que la obra está
escrita es un poco caótico para lectores jóvenes pues hay muchos saltos
temporales y podrían perderse con facilidad lo que les obligaría a retroceder
para seguir el hilo de la historia.
Otro hecho que hace menos
atractiva la historia para un público demasiado joven es la trama de fondo, la
guerra civil española, la historia de los makis vascos, la postguerra… para que
la lectura sea fructífera y realmente lo será sería recomendable realizar
alguna actividad de prelectura tratando este aspecto y contextualizar la obra
correctamente. De esta forma no tendrán ningún problema a la hora de la lectura
y pensarán así como Mo hace.
Es intensamente interesante que
la vaca, siendo joven, se tope inesperadamente con un pueblo que celebra sus
típicas fiestas, es interesante puesto que se muestra el punto de vista del
animal en dicha situación, que es cuanto menos desagradable. Este hecho puede
ser muy útil para el tratamiento en clase de dicho tema y quizá con suerte la
concienciación de nuestros alumnos sobre el sufrimiento animal y que nunca
merece la pena vejar o herir a un animal a costa del “entretenimiento”, si es
que se puede entretener o disfrutar con el sufrimiento ajeno.
En cuanto a lo relativo al
vocabulario es una obra con un vocabulario sencillo, claro. Se adecua la edad
de Mo a su uso reiterado de refranes. Atxaga usa un estilo directo, con
diálogos y pocas descripciones paisajísticas, se centra más en las
descripciones razonales y pensantes de nuestra protagonista. Por otro lado
tenemos a Pauline Bernardette que nos habla con sintáxis y palabras francesas.
Que Mo desee ser un caballo o un
gato por considerarlos animales más elevados puede ser un aliciente que los
adolescentes encuentren atractivo, pues durante la pubertad generalmente se
produce un rechazo a sí mismos, pero al igual que ocurre con Mo, los
adolescentes tienen que aprender, madurar, darse cuenta que hay que sentirse
orgulloso de lo que uno es, finalmente Mo y en contrapunto de su amiga la vache
que rit lo siente.
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