domingo, 19 de enero de 2014

Memorias de una vaca



El vasco Bernardo Atxaga, pseudónimo de José Irazu Garmendi, escribe la história de una vaca que vive en la época de la postguerra:
            Mo es una vaca que ya siendo mayor decide cumplir una promesa que hizo a El pesado, su consciencia, esta promesa no es otra que escribir sus memorias: Nace en 1940, en el caserío Balanzategui, ubicado en medio del paisaje verde y montañoso del País Vasco. Como hemos dicho, Mo es una vaca, pero siempre quiso ser un animal elevado, como un gato o un caballo. Por circunstancias adversas conoce a otra vaca que utiliza la cabeza para otra cosa que para comer, pronto se hace amiga de esta, llamada la vache que rit, aunque su nombre verdadero es La Cabezota, se lo cambia por aquel otro pues cree que el segundo es demasiado vulgar. Ambas vacas pensando con lógica tratan de descifrar el misterio que esconde el monte de la villa en la que viven, pues acontecen varios episodios que les hace sospechar sobre que algo está pasando allí. Poco a poco descubren los extraños sucesos que ocurren en el caserío Balanzategui se deben a que allí está escondido el almacén del ejército que aún no se ha rendido en la Guerra Civil. Por ciertas circunstancias ambas se ven obligadas a huir al bosque y finalmente se separarán, La Vache que rit se irá con los jabalís y por otro lado nuestra querida vaca huirá sola hasta llegar a un pueblo cercano que desgraciadamente en esa época está en fiestas, al tratarse de una vaquilla sufre todo tipo de vejaciones por parte de la población. Hasta que finalmente se encuentra con Pauline Bernardette que está huyendo de una proposición de matrimonio y las dos huyen juntas al convento donde la vaca se encuentra cuando decide escribir sus memorias.

El tiempo en el que la obra está escrita es un poco caótico para lectores jóvenes pues hay muchos saltos temporales y podrían perderse con facilidad lo que les obligaría a retroceder para seguir el hilo de la historia.

Otro hecho que hace menos atractiva la historia para un público demasiado joven es la trama de fondo, la guerra civil española, la historia de los makis vascos, la postguerra… para que la lectura sea fructífera y realmente lo será sería recomendable realizar alguna actividad de prelectura tratando este aspecto y contextualizar la obra correctamente. De esta forma no tendrán ningún problema a la hora de la lectura y pensarán así como Mo hace.
Es intensamente interesante que la vaca, siendo joven, se tope inesperadamente con un pueblo que celebra sus típicas fiestas, es interesante puesto que se muestra el punto de vista del animal en dicha situación, que es cuanto menos desagradable. Este hecho puede ser muy útil para el tratamiento en clase de dicho tema y quizá con suerte la concienciación de nuestros alumnos sobre el sufrimiento animal y que nunca merece la pena vejar o herir a un animal a costa del “entretenimiento”, si es que se puede entretener o disfrutar con el sufrimiento ajeno.
En cuanto a lo relativo al vocabulario es una obra con un vocabulario sencillo, claro. Se adecua la edad de Mo a su uso reiterado de refranes. Atxaga usa un estilo directo, con diálogos y pocas descripciones paisajísticas, se centra más en las descripciones razonales y pensantes de nuestra protagonista. Por otro lado tenemos a Pauline Bernardette que nos habla con sintáxis y palabras francesas.


Que Mo desee ser un caballo o un gato por considerarlos animales más elevados puede ser un aliciente que los adolescentes encuentren atractivo, pues durante la pubertad generalmente se produce un rechazo a sí mismos, pero al igual que ocurre con Mo, los adolescentes tienen que aprender, madurar, darse cuenta que hay que sentirse orgulloso de lo que uno es, finalmente Mo y en contrapunto de su amiga la vache que rit lo siente.

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