martes, 21 de enero de 2014

Celia, Elena Fortún. Fátima Casanova



Celia

Encarnación Aragoneses de Urquijo, más conocida por su pseudónimo literario Elena Fortún,  fue una escritora española especializada en literatura infantil y juvenil. Nació el 27 de noviembre de 1886, y en 1888 comenzará a escribir su famosa colección de cuentos Celia.





La colección cuenta con 22 libros, yo voy a hablar sobre el segundo libro publicado, Celia en el colegio (1932). Elena Fortún cuenta las aventuras de una niña de siete años aficionada a la lectura y perteneciente a la clase alta de Madrid en los años treinta. Celia es una niña rebelde y contestona que cuestionaba todo lo que los adultos le decían, pero ante todo, siempre ayudaba a todo el mundo y se relacionaba con personas de toda clase social. Con esta doble faceta de niña angelical y "trasto" a la vez, Elena Fortún consiguió que su obra fuera un gran éxito. En Celia en el colegio, vemos que sus padres la han mandado a un colegio interno de monjas, para rectificar su comportamiento. Un día, unos amigos suyos del pueblo en el que se encuentra el colegio, le dicen que se van a colar en el carro del huevero y así se irán con él a Madrid.  Nuestra protagonista, decide escapar junto a ellos, y cuando se monta en el carro éstos se bajan y la dejan sola. Como el hombre del carro no quería bajarla, ella comienza a tirar todos los huevos que éste llevaba para su venta, así consiguió que el hombre parara. Las monjas la castigan, pero aún así, Celia continuará realizando multitud de travesuras. Cuando está castigada, le dice al chófer de una de sus compañeras que en el colegio hay viruelas, éste se lo comunica al resto de padres y comienzan a sacar a las niñas de una en una de allí. Además, había escuchado a una de las madres decir "Esto es el fin del mundo", y Celia debido a su corta edad, lo interpretó al pie de la letra. Esa misma noche comienza a llover y ella le dice a sus compañeras que es el fin del mundo, todas se asustan, incluidas las monjas del colegio, y comienzan a encontrar la relación en el porqué del desalojo de las niñas del colegio. Al final descubren que Celia ha sido la causante de esas mentiras, y de nuevo la castigan. Continuamente se está metiendo en líos, pero a la vez, tiene un corazón muy grande y eso lo saben todos cuantos la rodean. Siempre comparte todo lo que tiene con sus compañeras y con los niños más desfavorecidos del pueblo, cosa que no hacen el resto de niñas del colegio. En una ocasión van a castigar a una de sus compañeras, pero Celia decide inculparse. Ante este gesto de bondad, la hermana del colegio decide no castigar a ninguna, y todas sus compañeras le muestran un gran cariño por la acción realizada. A lo largo de toda la obra, Elena Fortún, narra las diferentes ocurrencias y aventuras que Celia va realizando. Cuando se acerca el final del curso, las niñas son invitadas a realizar una representación teatral. El día en el que se celebra la obra acuden los padres de Celia, junto con Cuchiflitín (así es como llamaba a su hermano pequeño), Doña Benita (una señora que había cuidado a su madre de pequeña, y posteriormente a ella) y Maimón (un joven moro que adoraba a Celia y que siempre acompañaba a su tío Rodrigo). Celia está entusiasmada porque se acerca el verano y va a pasar las vacaciones en la playa, pero antes de la representación, Doña Benita le dice que sus padres se van a ir al extranjero a trabajar y ella se queda con las monjas en el colegio. Nuestra protagonista, a mitad de la representación, se escapa y se esconde en el huerto de las montas, y es así como terminan las aventuras de Celia en este libro. 


El cuento presenta una estructura simple, y además es fácil de leer, pues no debemos olvidar que está destinado a un público joven. Un aspecto que me ha llamado la atención es que en muchas ocasiones recrea el habla madrileño de la época, con palabras o expresiones características del momento y el lugar en el que se desarrolla la acción. 
Con Celia, Fortún logra, además de entretener al público infantil o juvenil, inculcar valores importantes para sus lectores, pues Celia es ante todo un ejemplo a seguir, ya que aunque se muestre traviesa (como ocurre con todos los niños de su edad, hecho con el que pueden sentirse identificados) muestra lecciones morales en muchas ocasiones, tanto a las niñas de su colegio, como a las monjas y al resto de adultos que la tratan. 
Hemos de decir que Elena Fortún, con Celia, no solo cuenta las aventuras de una niña pequeña, también recrea de manera fideligna la situación que atravesaba Madrid en los años 30: La descripción de los colegios, del vestuario de los protagonistas, la fe que se les intentaba transmitir a las niñas desde jóvenes, las diferentes clases sociales de la época y la importancia de pertenecer a la clase alta madrileña, la animadversión (en algunos casos) hacia los moros, etc.  Es decir, nos introducimos de lleno en la sociedad madrileña de los años treinta. 
Algunos de los libros de Celia han sido llevados a la televisión en forma de mini-serie. Considero que con estos vídeos y los cuentos podríamos realizar bastantes actividades interesantes con las que trabajar la obra en el aula. 
Para finalizar decir que con 8 o 9 años aproximadamente, comencé a leer los libros de Celia, y a día de hoy me siguen gustando tanto o más que el primer día, así que considero que están destinados a cualquier edad, pues es Esa faceta tierna y divertida que encarna a Celia hacen que el lector no pueda parar de leer los cuentos de Elena Fortún, e irremediablemente le cojamos un gran cariño a Celia.



                                                             Fátima Casanova Torres


No hay comentarios:

Publicar un comentario