miércoles, 8 de enero de 2014

La catedral


Un paseo por La catedral

                                               Raquel García Tomás

 

            La trayectoria literaria de César Mallorquí comienza en 1993 con la publicación de La vara de hierro, pero desde su infancia ha estado rodeado por libros y ha bebido de ellos de la mano de su padre. En el 2000, salta al mundo editorial La catedral, una novela histórica con tintes fantásticos con la que Mallorquí obtiene dos galardones, el Premio Gran Angular del 2000 y el White Raven de 2001.

            La acción literaria se sitúa en el siglo XII y es protagonizada por Telmo Yañez, un muchacho que entra en la logia de la francmasonería y que junto con tres caballeros templarios marcha a Bretaña para trabajar en la construcción de una catedral en dicho lugar. Sin embargo, este proyecto encierra numerosas complicaciones, pues la catedral está financiada por la orden del Águila de San Juan, secta que adora al demonio. La primera escena que presencia el lector es un intrigante asesinato y después la historia continúa mediante prodigios terribles, luchas entre el bien y el mal, entre los caballeros templarios y guerreros endemoniados hasta llegar a la pugna final entre Telmo y el demonio en persona. ¿Quién vencerá?

            Los componentes aromáticos que componen este perfume literario son el suspense, las aventuras bélicas y el terror. El joven lectorado nada más abrir el volumen queda impactado por un misterioso asesinato y por el aura de violencia, extrañeza y desconcierto que esconde la acción literaria. El protagonista es un chico de catorce años que está experimentado, al igual que los principiantes lectores, un proceso de aprendizaje fundamental en su vida. El paso de niño a hombre depara a Telmo infinitas sorpresas y en ocasiones se siente desorientado ante su nueva circunstancia, por este motivo el lector se puede identificar con el protagonista y compartir sus sensaciones y dudas.

            Por otra parte, este libro está dirigido a un lectorado más especializado, es decir, con un mayor dominio de la lengua, puesto que podemos advertir ciertos tecnicismos y términos en latín. Por consiguiente, los cursos académicos a los que recomendaríamos esta lectura serían tercero o cuarto de la E.S.O y no en el primer ciclo de Secundaria. El alumnado debe contar con más preparación y formación literaria para enfrentarse a este ejemplar.

            Además, La catedral puede servirnos de puente para estudiar ciertos aspectos lingüísticos como el uso de la lengua. El lector puede aprender acerca de las fórmulas de tratamiento, por ejemplo, el uso de vos en el ámbito respetuoso y formal – cuando Telmo se dirige a su padre: “Haré lo que vos digáis” (p. 15) — y el uso de tú en el ámbito familiar, más cercano –cuando el padre habla a Telmo: “No Telmo, debes decidirlo tú” (p. 15) —.

            En definitiva, esta novela histórica también es una novela de aprendizaje, tanto en el campo académico como en el personal para los futuros lectores. Al mismo tiempo que Telmo erige la catedral, se construye a sí mismo y construye el saber literario del joven lectorado que presencia tal edificación.

 

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