MARTÍN GAITE, Carmen: Caperucita en
Manhattan, Madrid, Siruela
Caperucita en Manhattan
es una obra de Carmen Martín Gaite (1925 – 2000). Esta escritora salmantina fue
una de las figuras más importantes de las letras hispánicas. Martín Gaite se
licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca. Entre sus
logros, esta autora destaca por haber sido la primera mujer a la que se le
concedió el Premio Nacional de Literatura con El cuarto de atrás en
1978, y por haber sido una de las personas más premiadas del mundo de la
literatura. Recibió premios tan
importantes como: el Nadal, el Anagrama de Ensayo, el Príncipe de Asturias, la
Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes y la Pluma de Plata del Círculo de
la Escritura en otros.
El libro, Caperucita en
Manhattan, fue publicada por primera vez en 1990 por la
editorial Siruela. La obra ha tenido tanto éxito que se ha convertido en uno de
los clásicos de la LIJ.
El título de la obra hace una clara referencia al cuento de
Charles Perrault. Evidentemente, Caperucita
Roja forma una parte fundamental de la trama de la novela, puesto que Martín
Gaite se basa en este cuento para hacer una nueva versión más actualizada. Sin
embargo, no es la única narración infantil a la que la autora alude en esta
obra: Alicia en el país de las maravillas
estará muy presente también, puesto que Sara también tiene algo del
personaje de Alicia, incluso en el final del libro podemos ver como la niña
"atraviesa la madriguera del conejo". Así pues, Caperucita en Manhattan es una reelaboración de un cuento de hadas
tradicional al mundo moderno.
El libro de
Martín Gaite nos cuenta la historia de Sara Allen, una niña de diez años que
vive en Nueva York. Sara vive con sus padres en el barrio de Brooklyn, y cada
sábado suele ir con su madre a casa de su abuela para arreglarle la casa y
llevarle una tarta de fresas. Durante ese trayecto en metro hasta la casa de la
"abuelita", a Sara le gusta dejar volar su imaginación e inventa
historias sobre diferentes personas y lugares. Nuestra protagonista es una niña
inteligente y soñadora que tiene una gran fantasía. A Sara le encanta leer y
viajar con la imaginación, pero lo que más desea, por encima de todo, es ser
libre. Y esa libertad se ve profundamente coartada por la sobreprotección de su
madre, Vivian, una mujer miedosa y tradicional que nada tiene que ver con el
carácter de su abuela, Rebecca Little, una mujer actual, independiente y
divertida.
Sara, en cuanto pudo,
no duda en escapar para poder disfrutar de la ciudad.
En el metro conoce a Miss Lunatic, una vagabunda bastante peculiar, y se
hacen amigas. Miss Lunatic le confiesa que es, en
realidad, Madame Bartholdi, la madre del escultor de la estatua de la Libertal,
es decir, la modelo de la misma. Al despedirse de ella, en Central Park, le
obsequia a Sara con una moneda que le permitirá entrar en una alcantarilla para
poder acceder a la Estatua de la Libertad, que es lo que más desea Sara en el
mundo.
Después, Sara conoce a
E. Woolf, un pastelero millonario y codicioso que quiere hacerse con la famosa
receta de la tarta de fresas de la abuela de Sara. Para ello, pretende engañar
a la niña convenciéndola de que fuera a casa de su abuela en otra limusina; de
este modo, él llegaría antes a ver al que fue un antiguo amor, puesto que Woolf
estaba enamorado de la abuela cuando esta era la cantante Gloria Star.
En el trayecto de
la limosine, Sara se queda dormida y cuando despierta, le pide al chófer que la
lleve a Battery Park para poder ir a ver la Estatua de la Libertad. El chófer
interrumpe a Sara cuando ésta se dispone a entrar por la alcantarilla, de modo
que la lleva a casa de su abuela. Allí, Sara ve cómo su abuela y Mister Wolf
bailan, por lo que decide regresar a la alcatarilla de la Estatuta y cruzar al
otro lado, donde intuimos que podrá vivir extraordinarias aventuras.
En cuanto a la estructura del libro, podemos decir que la
obra está contada en tercera persona; el narrador omnisciente conoce todos los
detalles de la historia, aunque no forme parte de ella. El lenguaje que utiliza
la autora es muy sencillo, y su estilo narrativo es rápido y dinámico. A pesar
de que haga muchas descripciones, no resultan nada aburridas ni pesadas.
Sin duda alguna,
el tema fundamental de la obra es la libertad. Al leer el libro, se nos
proporciona la oportunidad de reflexionar sobre esta cuestión y sobre cómo
vivimos nuestra vida. Este aspecto, sumado a la facilidad de la lectura, me hace
plantearme esta obra como una buena elección para trabajarla con alumnos de segundo ciclo de secundaria.
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