domingo, 19 de enero de 2014

Campos de fresas


         Jordi Sierra i Fabra nace en Barcelona en el año 1947. Con tan solo 12 años comenzó su aventura con la literatura, escribe su primera novela y desde entonces no ha parado, es un autor muy prolífero que reúne una colección de literatura juvenil que supera la cifra de las 20 decenas. En la obra que nos ocupa aúna las dos pasiones que le caracterizan, la literatura y la música, como veremos más adelante esta obra tiene un trasfondo musical.
El origen de Campos de fresas radica en las historias de dos chicas de 18 años, Leah Betts, que falleció tras estar cinco días en coma, y Helen Cousins, que despertó a los dos meses de padecer en el mismo estado, esta lo primero que dijo cuando despertó fue: "No bailes con la muerte". Por otro lado, Jordi Serra i Fabra, se inspiró en dos de sus obras: El joven Lennon (1988) y Noche de viernes (1993)  de la primera se nutre en el título, y de la segunda del tema. Como ya indicamos no es extraño que esté presente la música en su producción pues es un fanático de dicho tema.
La historia comienza con una llamada telefónica desde el hospital. Luciana Salas está en coma a causa de la ingesta de una pastilla parecida al éxtasis, llamada “eva”. Ella, junto con sus amigos, estando de fiesta deciden tomar dicha sustancia para “mejorar” la noche de fiesta. De todos los amigos que la toman, solo a Luci le reacciona su cuerpo de dicha forma, sus amigos en seguida se sienten culpables e intentan ayudar de la única forma que pueden. Avisan al novio de Luciana que dicho día se había quedado en casa estudiando y emprende la búsqueda del camello que les vendió las pastillas para que los médicos la analicen y sepan a qué se enfrentan. Tras algunas complicaciones se hacen con la ansiada pastilla, y finalmente Luci le gana la partida a la muerte.

Los capítulos se organizan de forma clara, en cada uno se nos da el punto de vista de uno de los personajes incluyendo la visión de la propia Luci, todo esto nos ayuda a empacizar con ellos. Además cada capítulo se corresponde a un movimiento de ajedrez, de tal forma que cada capítulo que se avanza, coincide con un avance tanto en el desarrollo de la historia como de la enfermedad y de la propia partida de ajedrez. Parece que el autor quiso que los capítulos se organizaran de esta forma puesto que la protagonista es una buena jugadora de ajedrez, pero sin embargo, parece todo lo contrario, que al personaje le impuso el gusto por el ajedrez para que esta organización de los capítulos tuviera un sentido completo y poder relacionar el juego de tomar drogas con el de una partida de ajedrez. Así el autor podría haberse servido de otros recursos más afines, pues parece más el juego de la ruleta rusa.
Algo interesante a resaltar es que la protagonista no pertenece a una familia desestructurada o algún otro prototipo propenso a relacionarse con dicho mundo, además es una chica responsable, estudiosa, amada, que prácticamente lo tiene todo, salvo está claro la fuerza de voluntad para decir no a las drogas, esto acerca la realidad a los adolescentes que tienen la posibilidad de adquirir dichas sustancias con relativa facilidad, y qué nadie es ajeno a dichos efectos. El novio de Luci, en un primer instante reacciona culpando a los amigos pero en cierto punto admite que él quizá también hubiera accedido a su consumo por presión social.
En la producción de Jordi Sierra i Fabra vemos una variedad temática muy amplia pero domina sobretodo la consciencia social, quizá por ello sea tan aceptado entre el público joven. Como crítica en este libro al tema, el autor nos introduce la bulimia a través de una de las amigas de la protagonista, pero en realidad parece un tema forzado, además no muy bien tratado pues la chica no “abre los ojos” por sí misma y termina con su enfermedad, sino que lo hace por su amiga.
Otro punto discutible es el lenguaje empleado, pues se trata de adolescentes y el lenguaje es sencillo, coloquial ni caer en el vulgarismo y la realidad no es esa, pues el registro comúnmente utilizado por la sociedad adolescente roza más el vulgarismo, aún más cuando se trata de situaciones límite como estas, donde la tensión está más que palpable en el ambiente.
Un factor importante en la obra es el tratamiento del paso de tiempo, pues se nos da con mucho detalle, se nos informa en todo momento de los minutos, del paso de las horas; hay que verlo como algo positivo, pues de esta forma el autor nos introduce en la angustia de los personajes al ver pasar las horas y avanzar la enfermedad de Luci.
Se trata de un libro de lectura rápida, cada final de capítulo nos deja con la intriga de querer saber qué viene después, estos son dos motivos por los que tiene tanto éxito entre el público adolescente, pues su intertexto lector aún no está completamente desarrollado y gustan más de una lectura de consumo rápido, en la que el contenido prevalece sobre la forma, no quiero decir así que Campos de fresa en cuanto a la forma no esté a la altura, tan solo quiero resaltar que prevalece el gusto por el contenido; leer una buena historia por encima de leer un buen libro. Ahora bien, la forma y el contenido no están reñidos.
Como hemos señalado esta puede ser una de las razones por las que el libro tiene tanto éxito entre los lectores adolescentes, pero el tema sin duda es otra, Jordi Sierra i Fabra tiene muchísimos títulos en los que el tema principal es un tabú entre adolescentes y padres, en innumerables ocasiones el trato de estos temas con adultos tan solo se relevan a charlas en los institutos y lo que les pueda llegar desde los medios de comunicación (un apunte a esto último que aparece reflejado en el libro con el periodista que quiere dar a conocer el caso).

No hay comentarios:

Publicar un comentario